FØROYAR. LAS ISLAS DE ARIES.

Las islas Feroe, islas de ovejas y carneros, naufragio de vikingos y caledonios, son islas de las que mana el agua. Chorrean como si acabaran de emerger, como submarinos de jade.


Aquí la vida ha sido bastante chunga hasta hace bien poco. Ahora tienen un transporte público de helicópteros entre las islas. Pero me dijeron que en invierno tanta niebla y tanta nube les ahoga el alma. Conque le dan al alpiste para secarse el cuore.


Este archipiélago escondido en la bruma tiene horadada una pequeña red de túneles para poder cruzar de isla a isla por debajo del océano.

Red de transporte público. Líneas de autobuses y ferrys.

Si eres una oveja o, al menos, tu icono o avatar le pega duro al pasturaje, esta sin duda es tu tierra prometida.


Ici Pacus

CARTARESCU

Mientras olfateo mi ración diaria de Cartarescu, puedo concebir pasar el resto de mis días leyendo «Solenoide» como si todos los días del año fueran 16 de junio y yo fuera un insignificante Leopold Bloom en Bucarest siguiendo los raíles del tranvia por Stefan cel Mare.





TRIESTE, ZÚRICH, PARÍS 1914-1921

Son las ciudades en las que Joyce escribió Ulises, durante la Primera Guerra Mundial. Escribió de Dublín.

Y es que se vuelve irresistible volver aquí, al hogar Geopacus, el 16 de junio (Bloomsday). 
Y confesar lo siguiente: durante diez años (o más) he estado leyendo las peripecias de Bloom en la traducción de Francisco García Tortosa y he disfrutado de lo lindo en los 18 capítulos. Anteriormente había leído la traducción de José María Valverde, casi de un tirón, con profusión de notas al pie. No lo disfruté. Y por aquella lectura entiendo a todos los que echan pestes de la novela por incomprensible. No lo es.


He de seguir confesando que durante esos diez o quince homéricos años habré leído 700 libros, un suponer. 
Nada comparable. Tengo en casa la traducción de José Salas Subirat que puede que lea y también la increíble al catalán de Joaquim Mallafré (¿con el orden cambiado de los 18 capítulos?). A investigar...





Por lo demás, aquí le dejo a Marciano algo en lo que pensar.
Agur. Hasta 2018.