ÉRASE UNA VEZ AMÉRICA (1ª parte)



Lope de Aguirre ha pasado a la conciencia colectiva como "el Loco Aguirre" pero no fue ni el primero ni el único de los españoles sedientos de trascender la realidad... Conocemos nombres y fechas de unos. Sospechamos el afán y querencias de otros. Imaginamos, en fin, el delirio y las angustias de todos.

Hipótesis "pezonoidal" de Cristóbal Colón

El primero en encabezar la manada, fue Cristóbal Colón que creyó haber tocado el Paraíso Terrenal en su tercer viaje. Aseguró, para que todo encajara, que La Tierra debía de tener una protuberancia, una teta cuyo pezón exacto coincidiría con la isla Trinidad. Pura ciencia italiana, claro. Aunque algo barruntarían los Welser, banqueros alemanes, para pedirle permiso al emperador Carlos V. Querían explotar en exclusiva la actual Venezuela, el Orinoco y toda la pesca. Conque ya te digo. A cada país su locura.

Otro magín tenía Juan Ponce de León. Nada menos que a buscar la fuente de la eterna juventud quería irse el andoba. Bien es verdad que la fontana no debía de estar muy lejos, ubicada en las islas Bímini, a decir de los indios caribe. 


La eterna juventud... Lo cierto es que Ponce frisaría los cincuenta cuando cortó amarras desde Puerto Rico, a ver si daba con las Bímini. Y efectivamente allí estaban las dichosas islas, un Domingo de Resurrección, día de Pascua Florida así que las llamó de esa manera: Florida, solo que no eran islas sino el continente americano... 

"La Fuente de la Juventud" de Lucas Cranach, el viejo

Según lo cuenta Hernando de Escalante Fontaneda en su Memoria, Ponce de León se bañó y chapoteó en todos los ríos, arroyos, arroyuelos, estanques, lagunas, charcas, bodones y humedales entre San Agustín y Miami.


Restos del SS Sapona en Bímini del Sur



Allí un manantial, allí se zambullía Ponce. Buscó y rebuscó, se empapó y buceó incluso por las auténticas Bímini. Total, un embuste de los caribe. A ver si se piraban de una vez aquellos barbudos.
Hoy, las Bímini, la del Norte y la del Sur, pertenecen a las Bahamas donde lo único que no envejece es el dinero. Voilà el paraíso.



Ici Pacus.

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